Maite Vírseda
Juan José
Millas García es un escritor y periodista valenciano que nació en enero de
1946. Unos años después, se mudó junto a su familia a Madrid, donde se quedaron
durante gran parte de la vida de Millás. Mientras estudiaba, trabajaba en una
caja de ahorros. No logró finalizar la carrera, abandonándola en el tercer año.
Se acabó dedicando a la lectura y escritura.
Su primera
novela posee características muy originales para estar escrita en siglo XX. Su
segunda obra se titula Cerbero son las
sombras (1975) y le permitió ganar a Millás el premio Sésamo, abriéndole de
esta forma las puertas de la crítica. Años después, en 1977, escribió Visión del ahogado, y en 1981 El jardín vacío de la mano de la
editorial Alfaguara. Su obra más destacable es Papel mojado, donde el escritor se dejó llevar sin pensar en el qué
dirán de los lectores y la crítica. Millás escribió esta divertida novela
policíaca para una editorial juvenil. Hoy en día sigue vendiendo bastantes
ejemplares. Al mismo tiempo, Millás se encontraba trabajando para la prensa, al
igual que hoy en día, que se sigue ganando la vida con el periodismo.
A lo largo de
su trayectoria literaria se puede apreciar la introspección psicológica que
Millás realiza a la hora de escribir. Convierte sucesos del día a día en
historias fantásticas, y crea el articuento, un nuevo género literario
personal. El escritor valenciano es columnista de El País publicando una vez a la semana y causa furor entre los
lectores del diario debido a su forma de ver y opinar sobre la actualidad.
Millás también ha sido reconocido por su compromiso social desde sus comienzos
como periodista. Además de escribir en el periódico, cuenta con una sección en Cadena Ser donde anima a los oyentes a
enviar pequeños relatos sobre palabras aleatorias del diccionario. Es una forma
original de fomentar la lectura y escritura, ya que hoy en día parece estar
quedándose en el olvido. Con estos relatos Millás pretende hacer un
recopilatorio.
Juan José
Millás es uno de los escritores más reconocidos de nuestro país. Posee premios
tan importantes como el Planeta y el Nadal. Ha logrado ser galardonado por su
obra autobiográfica El mundo, donde
cuenta su historia siendo ya casi adolescente queriendo huir de la calle en la
que lleva viviendo toda su vida para poder conocer el mundo y alcanzar sus
metas.
Uno de sus artículos
más conocidos es “No tienen perdón”. Millás se basa en un anuncio de la ONCE
para narrar la importancia de las matemáticas en nuestro día a día. Fue un
anuncio controversial porque un niño soñaba que las matemáticas no existían,
tema que hizo enfadar a algunos matemáticos que defendían que ese anuncio
incrementaría el rechazo a los números por parte de los más pequeños. La ONCE
canceló esta campaña, y Millás se posiciona en contra con el ejemplo de uno de
sus alumnos. Este había soñado que no existía la gramática, y precisamente
enseñando a los niños cómo sería un mundo sin gramática, les demostraba lo
importante que es en nuestras vidas. Lo mismo habría ocurrido con las
matemáticas. Gracias a esto, y con su sello personal, Millás logra convertir un
suceso cotidiano en una divertida anécdota y realizar una crítica a la organización
que canceló la campaña.
En el segundo artículo
a comentar, “Amortización”, Millás cuenta la reflexión que tuvo un día mientras
se cepillaba los dientes. Tuvo un debate interno con los significados de los
términos vibrar y temblar, ya que el escritor creía que su cepillo temblaba. La
imaginación de Millás no tiene límites, está siempre pensando en algo, incluso
en los movimientos que realiza su cepillo eléctrico. Escribe todo un análisis
sobre la utilización de las dos palabras en la sociedad actual y sus
connotaciones. Y todo ello con un vocabulario muy preciso y su toque de ironía
característico.
Y el último artículo
que voy a comentar es “Conversaciones raras”. Como bien dice su nombre, en este
pequeño relato, Millás cuenta una conversación que oyó en la terraza de un bar.
Dos hombres discutían sobre nacionalidades y turbantes turcos. Parecía una
conversación de besugos, en la que en cuanto pudo, Millás dejo de prestar
atención. De nuevo, el escritor parte de una situación cotidiana para
desarrollar todo un ejercicio lleno de juegos de palabras que demuestra su gran
dominio del vocabulario y que pone de manifiesto su gran sentido del humor.
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