Maite Vírseda
Pablo Moras (Oviedo,
1983) es un prestigioso músico en Asturias. Es Posgraduado en composición por
el Conservatorio Superior de Música de Aragón, licenciado en Historia y Ciencias de la Música
por la Universidad de Oviedo y titulado superior de Clarinete por el
Conservatorio Superior de Música de Asturias. Ha dirigido la orquesta Oviedo
Filarmonía, la Joven Orquesta Sinfónica de Galicia, Orquesta de las Juventudes
Mundiales, Banda de Música Ciudad de Oviedo, Joven Orquesta Leonesa, Banda de
Música de Avilés, etc. y ha acompañado a prestigiosos solistas como Alejandro
Roy, Marina Pardo, Sandra Ferrández o Andrey Yaroshinkiy. Sus obras han sido estrenadas en Estados Unidos
y diversos puntos de Europa, interpretadas y grabadas por prestigiosos músicos
como Josep Fuster, Caleb Wenzel, Nacho de Paz y agrupaciones como Ensemble
Contemporáneo del CSMA, Banda de Música Ciudad de Oviedo o Ensemble Concept /
21.
Para más información:
- Para ser
director, musicólogo, clarinetista y compositor, antes hay que dedicar años y
años al estudio, a la perfección de la técnica, a la búsqueda de un estilo
y naturalmente, al período de creación. ¿Ha tenido que renunciar a algo por
llegar a serlo?
Sinceramente,
no tengo esa impresión. Aunque empecé a estudiar música relativamente tarde
(con 16 años), ésta era ya una pasión que presentía que me iba a acompañar
siempre. El tiempo que no dedico a dirigir o dar clase lo invierto en leer,
tocar, escuchar o componer música. Cuando coinciden tu pasión y tu trabajo
puedes considerarte un privilegiado. Hay momentos duros, por supuesto: trabajo
infructuoso, injusticias, competitividad… pero todo trabajo tiene su recompensa
aunque quizá no con la inmediatez que estamos continuamente buscando. Lo más
duro ha sido encontrar una voz propia, un estilo personal como dices en tu
pregunta… solo uno mismo sabe el tiempo y el dolor invertidos en conseguir
escribir algo novedoso, sin transitar caminos trillados, coherente, etc. Es la
labor de toda una vida, no termina nunca. Yo aún sigo en este proceso.
Desconfía de los jóvenes compositores “en plenitud”.
- ¿Qué sintió,
al ver editada su obra Rapsodia en el disco “Música virtuosa, vol. 3” (2010), interpretada por el prestigioso
clarinetista Josep Fuster?
Una
alegría e ilusión inmensas. Piensa que en aquel momento era un joven
clarinetista y parecía un sueño que alguien a quien admiraba muchísimo, casi un
ídolo, grabase una obra escrita por mí.
-
¿Qué supuso para usted haber recibido un premio tan importante como es el Premio
Carmelo Bernaola para Jóvenes Compositores convocado por la Fundación SGAE y
CNDM en 2017?
-¿Cómo
afrontó el trabajo de dirección al frente de la Capilla Polifónica Ciudad de
Oviedo y la Banda de Música Ciudad de Oviedo, para el estreno de sus obras Al
río Carrocedo y No escuro, en diciembre de 2016 y noviembre de 2017?
Pues
como un pequeño reto; primero por la composición, al tratarse de obras con
textos largos en asturiano, lengua en la que nunca había escrito. Segundo por
la escasez de tiempo y la dificultad que conlleva concertar dos orgánicos tan
dispares como un coro y una banda sinfónica. No obstante, el resultado fue
excelente, mérito de cantantes y músicos.
- Ha
comentado que la muerte de un familiar le motivó para componer Etern florir,
con la que obtuvo el Premio Bienal de Composición Ciudad de Ibiza 2018, donde
narra sus últimos meses de vida. ¿Todo lo que compone tiene que ver con su
experiencia de vida?
No,
todo no. De hecho la mínima parte de mis obras tienen inspiración biográfica.
No soy amigo de la música programática (compuesta actualmente, se entiende), ni
del sentimentalismo, del “yoísmo”. Una vez terminada la obra el compositor
desaparece (y mejor que sea así).
- Con
motivo del estreno de su obra Windscape, en febrero de este año, Pedro Ordieres, director de la Orquesta de la
Universidad de Oviedo, dijo: “No es lo mismo enfrentarse a una obra que nunca
ha sido interpretada, que no tienes referencias de discos ni de otras
orquestas. Es un reto, pero también una experiencia muy bonita porque se te van
ocurriendo cosas que sobre la marcha puedes hablar o modificar con el
autor". ¿Cómo se contempla esto desde su punto de vista, como compositor?
Por
un lado estar presente durante el montaje asegura que la idea, el discurso, las
sensaciones, lo que sea que habías planteado con la obra se interprete con
fidelidad. La música contemporánea requiere en ocasiones un acercamiento que
resulta ajeno para muchos de los jóvenes que componen una orquesta
universitaria. Por otro, la experiencia resulta enriquecedora para el
compositor, que saca conclusiones y adquiere aprendizajes en un arte cuyo
proceso de maduración, como dije con anterioridad, no termina nunca.
- Desde 2015 es director de la Capilla Polifónica Ciudad de Oviedo, coro residente del Teatro Campoamor, responsable del Festival de Teatro Lírico Español de Oviedo. ¿De qué manera cree que se puede acercar a los jóvenes de hoy la oportunidad de conocer nuestro teatro musical?
En mi
opinión mostrándosela tal cual es. Uno no se enamora de una persona por una
descripción o una caricatura. Hoy nuestro teatro musical se hace con una
calidad excepcional y es tan bello y universal que resulta irresistible. Yo
creo el teatro lírico español y por tanto en mostrarlo tal cual es, llevando a
los jóvenes al teatro, ensayos generales si es posible, o con medios
audiovisuales. No es sencillo, pero la Capilla Polifónica Ciudad de Oviedo se
ha convertido en estos años casi en un coro joven, lleno de energía e ilusión.
¡Por algo será!
- Sin
lugar a dudas, la docencia es el empleo más remunerado para los músicos. Según
estudios recientes, el 72% de los músicos profesionales del mundo occidental
(Europa, Norteamérica y Australia) se ganan la vida en el ámbito
educativo. ¿Qué opina de la situación de la Música en el ámbito educativo
actual?
Difícil
pregunta. Si digo que hace falta más y más música, algunos dirán que arrimo el
ascua a mi sardina, que soy parte interesada. Todo el mundo parece saber lo que
es necesario enseñar en los colegios e institutos y hay opiniones de todo tipo:
que si cocina y nutrición, que si más economía… Conozco quien eliminaría
educación física, lengua y literatura e incluso la geografía e historia. En mi
opinión, la música como la lengua, la literatura o la educación física son
asignaturas que forman la estructura del intelecto, hacen individuos pensantes
y sensibles y por lo tanto, impartidas con seriedad y sin edulcorar me parecen
imprescindibles en el currículo. La literatura, la música y el deporte son
alimento, consuelo y válvula de escape del dolor y la frustración humana y
fomentan la empatía, la cordialidad y son la base de una sociedad sin
crispación.
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