sábado, 11 de abril de 2020

Entrevista a Pablo Moras

Maite Vírseda

Pablo Moras (Oviedo, 1983) es un prestigioso músico en Asturias. Es Posgraduado en composición por el Conservatorio Superior de Música de Aragón,  licenciado en Historia y Ciencias de la Música por la Universidad de Oviedo y titulado superior de Clarinete por el Conservatorio Superior de Música de Asturias. Ha dirigido la orquesta Oviedo Filarmonía, la Joven Orquesta Sinfónica de Galicia, Orquesta de las Juventudes Mundiales, Banda de Música Ciudad de Oviedo, Joven Orquesta Leonesa, Banda de Música de Avilés, etc. y ha acompañado a prestigiosos solistas como Alejandro Roy, Marina Pardo, Sandra Ferrández o Andrey Yaroshinkiy. Sus obras han sido estrenadas en Estados Unidos y diversos puntos de Europa, interpretadas y grabadas por prestigiosos músicos como Josep Fuster, Caleb Wenzel, Nacho de Paz y agrupaciones como Ensemble Contemporáneo del CSMA, Banda de Música Ciudad de Oviedo o Ensemble Concept / 21.
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- Para ser director, musicólogo, clarinetista y compositor, antes hay que dedicar años y años al estudio, a la perfección de la técnica, a la búsqueda de un estilo y naturalmente, al período de creación. ¿Ha tenido que renunciar a algo por llegar a serlo?
Sinceramente, no tengo esa impresión. Aunque empecé a estudiar música relativamente tarde (con 16 años), ésta era ya una pasión que presentía que me iba a acompañar siempre. El tiempo que no dedico a dirigir o dar clase lo invierto en leer, tocar, escuchar o componer música. Cuando coinciden tu pasión y tu trabajo puedes considerarte un privilegiado. Hay momentos duros, por supuesto: trabajo infructuoso, injusticias, competitividad… pero todo trabajo tiene su recompensa aunque quizá no con la inmediatez que estamos continuamente buscando. Lo más duro ha sido encontrar una voz propia, un estilo personal como dices en tu pregunta… solo uno mismo sabe el tiempo y el dolor invertidos en conseguir escribir algo novedoso, sin transitar caminos trillados, coherente, etc. Es la labor de toda una vida, no termina nunca. Yo aún sigo en este proceso. Desconfía de los jóvenes compositores “en plenitud”.

- ¿Qué sintió, al ver editada su obra Rapsodia en el disco “Música virtuosa, vol. 3”  (2010), interpretada por el prestigioso clarinetista Josep Fuster?
Una alegría e ilusión inmensas. Piensa que en aquel momento era un joven clarinetista y parecía un sueño que alguien a quien admiraba muchísimo, casi un ídolo, grabase una obra escrita por mí.

- ¿Qué supuso para usted haber recibido un premio tan importante como es el Premio Carmelo Bernaola para Jóvenes Compositores convocado por la Fundación SGAE y CNDM en 2017?
Un espaldarazo muy fuerte por un lado y una inyección de realidad por otro; pero eso ya lo hablaremos en otra ocasión. Sentí mucha alegría y fue una despedida estupenda a mi “juventud” compositiva: pocos meses después dejaba de ser joven para este tipo de concursos.

-¿Cómo afrontó el trabajo de dirección al frente de la Capilla Polifónica Ciudad de Oviedo y la Banda de Música Ciudad de Oviedo, para el estreno de sus obras Al río Carrocedo y No escuro, en diciembre de 2016 y noviembre de 2017?
Pues como un pequeño reto; primero por la composición, al tratarse de obras con textos largos en asturiano, lengua en la que nunca había escrito. Segundo por la escasez de tiempo y la dificultad que conlleva concertar dos orgánicos tan dispares como un coro y una banda sinfónica. No obstante, el resultado fue excelente, mérito de cantantes y músicos.

- Ha comentado que la muerte de un familiar le motivó para componer Etern florir, con la que obtuvo el Premio Bienal de Composición Ciudad de Ibiza 2018, donde narra sus últimos meses de vida. ¿Todo lo que compone tiene que ver con su experiencia de vida?
No, todo no. De hecho la mínima parte de mis obras tienen inspiración biográfica. No soy amigo de la música programática (compuesta actualmente, se entiende), ni del sentimentalismo, del “yoísmo”. Una vez terminada la obra el compositor desaparece (y mejor que sea así).

- Con motivo del estreno de su obra Windscape, en febrero de este año,  Pedro Ordieres, director de la Orquesta de la Universidad de Oviedo, dijo: “No es lo mismo enfrentarse a una obra que nunca ha sido interpretada, que no tienes referencias de discos ni de otras orquestas. Es un reto, pero también una experiencia muy bonita porque se te van ocurriendo cosas que sobre la marcha puedes hablar o modificar con el autor". ¿Cómo se contempla esto desde su punto de vista, como compositor?
Por un lado estar presente durante el montaje asegura que la idea, el discurso, las sensaciones, lo que sea que habías planteado con la obra se interprete con fidelidad. La música contemporánea requiere en ocasiones un acercamiento que resulta ajeno para muchos de los jóvenes que componen una orquesta universitaria. Por otro, la experiencia resulta enriquecedora para el compositor, que saca conclusiones y adquiere aprendizajes en un arte cuyo proceso de maduración, como dije con anterioridad, no termina nunca.

- Desde 2015 es director de la Capilla Polifónica Ciudad de Oviedo, coro residente del Teatro Campoamor, responsable del Festival de Teatro Lírico Español de Oviedo. ¿De qué manera cree que se puede acercar a los jóvenes de hoy la oportunidad de conocer nuestro teatro musical?

En mi opinión mostrándosela tal cual es. Uno no se enamora de una persona por una descripción o una caricatura. Hoy nuestro teatro musical se hace con una calidad excepcional y es tan bello y universal que resulta irresistible. Yo creo el teatro lírico español y por tanto en mostrarlo tal cual es, llevando a los jóvenes al teatro, ensayos generales si es posible, o con medios audiovisuales. No es sencillo, pero la Capilla Polifónica Ciudad de Oviedo se ha convertido en estos años casi en un coro joven, lleno de energía e ilusión. ¡Por algo será!


- Sin lugar a dudas, la docencia es el empleo más remunerado para los músicos. Según estudios recientes, el 72% de los músicos profesionales del mundo occidental (Europa, Norteamérica y Australia) se ganan la vida en el ámbito educativo. ¿Qué opina de la situación de la Música en el ámbito educativo actual?
Difícil pregunta. Si digo que hace falta más y más música, algunos dirán que arrimo el ascua a mi sardina, que soy parte interesada. Todo el mundo parece saber lo que es necesario enseñar en los colegios e institutos y hay opiniones de todo tipo: que si cocina y nutrición, que si más economía… Conozco quien eliminaría educación física, lengua y literatura e incluso la geografía e historia. En mi opinión, la música como la lengua, la literatura o la educación física son asignaturas que forman la estructura del intelecto, hacen individuos pensantes y sensibles y por lo tanto, impartidas con seriedad y sin edulcorar me parecen imprescindibles en el currículo. La literatura, la música y el deporte son alimento, consuelo y válvula de escape del dolor y la frustración humana y fomentan la empatía, la cordialidad y son la base de una sociedad sin crispación.



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